P R E S E N T A C I O N


En cumplimiento con lo dispuesto en los artículos 74, fracción IV de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, 43 de la Ley de Presupuesto, Contabilidad y Gasto Público Federal y 15 de la Ley Orgánica de la Contaduría Mayor de Hacienda, se somete a consideración de la Honorable Cámara de Diputados la Cuenta de la Hacienda Pública Federal correspondiente al ejercicio de 1996.

Durante los últimos dos años los mexicanos hemos enfrentado momentos difíciles, que han implicado sacrificios y la más firme determinación para superarlos. Ante la gravedad de la crisis el gobierno de la República, apoyado en el esfuerzo y perseverancia de la sociedad, aplicó con decisión y responsabilidad medidas de largo alcance, orientadas primero a prevenir un colapso económico y luego, a establecer las bases para el crecimiento sostenido, a través de políticas de estabilización y de cambio estructural. Si bien es cierto que aún persisten problemas por resolver, los resultados son alentadores y nos muestran que las medidas adoptadas han funcionado en la dirección correcta.

Para ponderar los avances obtenidos con la aplicación del programa económico, vale la pena recordar la magnitud de los desafíos que enfrentamos al inicio de 1995. En ese momento, el país debía corregir un importante desequilibrio en la cuenta corriente; cumplir con las cuantiosas obligaciones de deuda de corto plazo; responder a la difícil problemática de la banca y los deudores; y mitigar los efectos de la crisis sobre los sectores más desprotegidos de la sociedad. Aunado a ello, se vislumbraba la más severa contracción productiva de la historia reciente con un efecto negativo en el empleo, en tanto que la inflación amenazaba con desbordarse.

Sin ánimo triunfalista ni de autocomplacencia, y reconociendo los importantes retos que aún quedan por remontar, podemos afirmar que hoy nos encontramos en una situación distinta. A lo largo de 1995 se corrigieron los desequilibrios más agudos que detonaron la crisis y se disipó la amenaza de un colapso financiero y productivo. Gracias a la pertinencia y oportunidad de las políticas adoptadas, en 1996 la economía creció en un entorno macroeconómico más estable, estimulada por el dinamismo del sector exportador, la inversión y en menor medida, por el consumo. El repunte se extendió a todos los ámbitos de la producción, reflejándose también en la generación de empleos, lo que permitió recuperar los puestos de trabajo perdidos durante la crisis. El incremento de los precios se moderó, en lo cual contribuyó el manejo disciplinado de las finanzas públicas y la política monetaria aplicada por el Banco de México. El acceso exitoso a los mercados internacionales de capital permitió saldar de manera anticipada los compromisos asumidos por nuestro país para sortear la emergencia. Como porcentaje del producto interno bruto el peso de la deuda pública se redujo, al pasar de 43.5 por ciento en 1995 a 33.1 en 1996. Con ello, México reafirmó su posición entre las economías con un nivel prudente de endeudamiento al compararse con el promedio de los países de la OCDE.

La adopción de una estrategia de finanzas públicas sanas se constituyó en un elemento clave para garantizar la estabilidad y al mismo tiempo apoyar la recuperación. El equilibrio fiscal contribuyó por un lado, a evitar presiones sobre el sistema financiero y a reafirmar la estabilidad y certidumbre; y por el otro, a liberar fondos que, a través de los mercados, se canalizaron a la inversión. La política de ingresos conjugó sus propósitos recaudatorios con su capacidad promotora, estimulando la actividad económica, la generación de empleos y el fortalecimiento del ahorro interno. Con el gasto público se continuaron fortaleciendo los programas sociales, particularmente aquéllos que dan respuesta a las demandas de los sectores más vulnerables de la población, y los relacionados con la infraestructura económica del país. El eje de la estrategia social ha sido el nexo integral establecido entre los servicios de salud, educación y nutrición, a fin de atender las necesidades más elementales de la sociedad.

Los avances en la resolución del problema de sobreendeudamiento de la planta productiva y las familias, coadyuvaron de manera importante en la recuperación económica. Al efecto, la banca nacional y el gobierno realizaron un esfuerzo conjunto, innovador y sin precedente, a fin de adecuar la carga financiera a la capacidad de pago de los deudores, siempre con el propósito fundamental de garantizar la integridad del patrimonio de los depositantes. A pesar de los estrechos márgenes de maniobra, el gobierno continuó apoyando a los deudores de la banca y del fisco, poniendo en operación nuevos programas y ampliando los que ya estaban vigentes. La reactivación del consumo y la inversión privada, que ya empiezan a notarse, han sido resultado, en parte, de estos programas de apoyo.

Otro elemento fundamental de la estrategia de crecimiento de la economía en el largo plazo es el proceso de cambio estructural. Con la convicción de que con éste podremos inducir una mayor eficiencia del aparato productivo, las medidas aplicadas durante el año se orientaron a disminuir los costos derivados de la regulación excesiva y a establecer incentivos para atraer la inversión privada a sectores de alta rentabilidad social.

Quiero recalcar que el programa económico ha cumplido con sus objetivos inmediatos. Aún así, es mucho todavía el espacio que tenemos que recorrer con el propósito de hacer realidad el potencial con que contamos los mexicanos para elevar nuestra calidad de vida. De ahí que la prioridad sea, hoy más que nunca, crecer de manera sostenida y a tasas elevadas para generar nuevos empleos, mejorar las remuneraciones y acrecentar el bienestar de las familias. Sólo entonces la política económica habrá logrado su propósito fundamental. Por ello, el Gobierno de la República se encuentra comprometido a persistir en la estrategia seguida. De sus acciones y resultados, el Ejecutivo Federal da cuenta a esa Honorable Representación Nacional, a través de la Cuenta de la Hacienda Pública Federal de 1996.

El informe que ahora se presenta refleja los esfuerzos por enriquecer su contenido, y al mismo tiempo, mejorar su presentación, con el objetivo de que su consulta y revisión se efectúen de manera ágil y sencilla. Al igual que el año pasado, los alcances más relevantes de la gestión pública se concentran en un solo tomo impreso, mismo que incluye un apéndice estadístico con información complementaria de índole financiero y presupuestal. En cuanto a su contenido, destaca la adopción de una nueva estructura temática en el capítulo de Orientación Sectorial del Gasto, el cual comprende también las acciones de superación de la pobreza. En el capítulo de la Política de Gasto se profundizó en el análisis de los recursos asignados por concepto de Ayudas, Subsidios y Transferencias, con base en el nuevo Clasificador por Objeto del Gasto. Cabe destacar que, debido al cambio del año base del Sistema de Cuentas Nacionales, las relaciones de las principales variables de finanzas públicas con respecto al producto interno bruto, no son comparables con las previsiones para el año, ni con las cuentas públicas de años previos.

Los elementos de mayor detalle, necesarios para la evaluación y fiscalización de la gestión de cada dependencia y entidad, continúan formando parte de un Banco de Información, cuya consulta puede efectuarse fácilmente a través de computadoras personales. En este año, su contenido se enriqueció con la incorporación de los cuadros sobre el Perfil de la Deuda del Gobierno Federal. Asimismo, en los cuadros y textos correspondientes a la información programática, se incluyen mayores elementos para apoyar el análisis sobre el cumplimiento de las metas y de los recursos ejercidos, principalmente los otorgados a través del capítulo de Ayudas, Subsidios y Transferencias.

Las dependencias y entidades de la Administración Pública Federal reiteran su disposición para presentar, cuando así lo requiera la Honorable Cámara de Diputados, los datos, registros y documentos que comprueban los ingresos y gastos aquí asentados, así como los de los programas y metas correspondientes para su evaluación.

  

SUFRAGIO EFECTIVO. NO REELECCION

El Secretario de Hacienda y Crédito Público

Guillermo Ortiz