SALVADOR ALVARADO
1880 – 1924

Secretario de Hacienda
3 de junio al 30 de noviembre de 1920
Gobierno de Adolfo de la Huerta

Nació en Culiacán, Sinaloa en 1880. Fue conspirador maderista en 1909, insurrecto en Sonora y reconocido con el grado de Capitán en diciembre de 1910 y de Mayor en 1911. En 1912 perteneció a las fuerzas maderistas del general Agustín Sanginés, con el grado de Teniente Coronel, combatiendo a las tropas de Orozco. En marzo de 1913 prestó sus servicios al gobierno de Sonora que desconoció a Victoriano Huerta, y el gobernador Ignacio Pesqueira lo designó jefe de operaciones en el centro del mismo estado, ya con el grado de Coronel. Participó en numerosos combates contra los federales. En 1915 fue designado jefe de las fuerzas constitucionalistas en el sur y sureste del país. El 27 de febrero fue nombrado gobernador de Yucatán, cargo desde el que combatió a los rebeldes de Abel Ortiz Argumedo en Campeche.

General de división en 1915. Ejerció la gubernatura de Yucatán hasta 1917, donde expidió varias leyes trascendentales, como las de la república escolar y la liberación de los peones del campo; su presencia en la península ha sido considerada como un fuerte golpe para la sociedad conservadora o tradicional; incluso se dice que incineró la bandera yucateca y canceló algunos derechos individuales. Creador del Partido Socialista del Sureste, apoyó la trayectoria del líder Felipe Carrillo Puerto. Posteriormente fue comandante militar en el Istmo, Oaxaca y Veracruz. Se distanció del presiente Carranza al no simpatizar con la candidatura de Ignacio Billas. Más tarde salió hacia los Estados Unidos, adhiriéndose al Plan de Agua Prieta en 1920.
Salvador Alvarado fue un activo revolucionario que vivió la convulsa década de 1910 a 1920, y que asumió la cartera de Hacienda durante el gobierno provisional de Adolfo de la Huerta, tras la muerte de Venustiano Carranza, del 3 de junio al 30 de noviembre de 1920. Las principales tareas acometidas durante este semestre fueron los intentos de apertura del banco central y de renegociación de la deuda externa. Pero dadas las limitaciones temporales de su ejercicio estas tareas quedaron en manos de su sucesor.

Enemistado con el régimen anterior, culpó a Venustiano Carranza y a Luis Cabrera de haber comprometido el porvenir del país. Sin embargo, en el breve lapso de su gestión hacendaria, según el informe del presidente Adolfo de la Huerta al Congreso de fecha 1° de septiembre de 1920, los asuntos que despuntaron fueron comunes a los señalados el año anterior, como por ejemplo la renta del timbre, aduanas, el problema del alza de la plata y otros en los que no se estableció diferencia alguna. Reformista e independiente, en el curso de su gestión viajó a Nueva York para negociar créditos y dar a conocer las acciones realizadas mientras gobernó Yucatán, con el objetivo de incrementar el precio del henequén. En estas ausencias el cargo era cubierto por Manuel Padrés, aunque no podemos olvidar el concurso que igualmente le prestaba el joven Manuel Gómez Morí, quien habiendo emergido del grupo de los “siete sabios”, en ese entonces era su secretario particular, en lo que constituía su primer acercamiento a la burocracia económica.

Durante la gestión de Alvarado la Tesorería se encontraba sin efectivo alguno, y en la Comisión Monetaria sólo pudo verse un billete de los denominados “infalsificables”, por valor de cinco pesos. De los recursos que iban en el ferrocarril utilizado por Carranza en su pretendido viaje a Veracruz, que se detuvo en Aljibes, se recuperaron 8 millones de pesos, posteriormente utilizados para liquidar los sueldos del ejército del general Pablo González. A pesar de estas dificultades iniciales, al final del lapso presidencial de Adolfo de la Huerta y del ejercicio del secretario Alvarado, el subsecretario Padrés expresó que el presupuesto “está balanceado tenemos un superávit de consideración”.

Es importante reconocer el carácter conciliador de algunas de las disposiciones dictadas por Alvarado; esto, como reflejo de la política pacificadora que se vivía en el momento. En este sentido, el 12 de junio de 1920 apareció publicada en el Diario Oficial la circular que cancelaba la incautación de algunos bienes inmuebles realizada durante el gobierno de Carranza, apareciendo como principales beneficiados los dueños de ciertos edificios religiosos y propiedades particulares. Igualmente hay que considerar la utilización que de recursos del erario se hizo, con el fin de licenciar a algunas tropas e imponer la paz en determinados estados.

Terminado el régimen provisional, el hombre que había ejercido actividades particulares en su juventud volvió a ellas pues Álvaro Obregón, que le era contrario, no lo admitió en el sector público.

Durante el gobierno de Álvaro Obregón se retiró del ejército, mencionándosele en marzo de 1923 como candidato a la presidencia de la República, apoyado por grupos socialistas. En diciembre secundó la revolución Delahuertista en Ocotlán, Jalisco. En el Pacífico se embarcó rumbo a Canadá. Posteriormente pasó a los Estados Unidos y regresó a México internándose por Tabasco, pero las fuerzas militares del presidente Obregón lo siguieron, por lo que pretendió escapar rumbo a Guatemala. Finalmente sus perseguidores lo alcanzaron. Fue ejecutado en el rancho “El Hormiguero” en Chiapas, el 9 de junio de 1924.