Nació en Guaymas, Sonora. Realizó sus primeros estudios en la ciudad de Hermosillo. Hacía 1894 sus actividades se encaminaron al magisterio, senda que lo llevó al conocimiento de los problemas que antecedieron a la Revolución Maderista; más adelante no perdió oportunidad de incorporarse al movimiento renovador, de tal manera que se integró a la lucha en contra de la rebelión encabezada por Pascual Orozco en el norte, en el año de 1912, siendo ya representante del Ejecutivo Federal, del Presidente Madero; asesinado éste, peleó contra la usurpación junto con Álvaro Obregón.

Fue designado Secretario de Hacienda por el Presidente Abelardo L. Rodríguez; su periodo como encargado del ramo fue breve pues ejerció el cargo del 29 de septiembre al 31 de diciembre de 1933. Calles fue el segundo militar revolucionario que dirigió la cartera económica nacional, después de Salvador Alvarado; ambos penetraron en el ámbito económico en diferentes ocasiones pero, sin lugar a dudas, Calles estuvo más cerca de estas cuestiones dado que anteriormente había sido Presidente de la República.

Sin embargo, no fueron esos los motivos que hicieron que ocupara tan destacado lugar en el gabinete, sino más bien razones de tipo político. A mayor abundamiento, señalaremos que no llegó a despachar asuntos inherentes al puesto que desempeñaba; al poco tiempo de su nombramiento estableció su residencia en Tehuacán, Puebla, y quien realmente estuvo a cargo de las cuestiones financieras nacionales fue el subsecretario Marte R. Gómez. Cuando el General Calles renunció a la Secretaría de Hacienda expresó, con cierta ligereza que lo hacía porque los problemas económicos estaban, unos ya resueltos, y otros, en vías de resolverse.

Su hoja de servicios militares es impresionante, así como el listado de los diferentes cargos públicos que desempeñó: Gobernador del Estado de Sonora, Secretario de Industria y Comercio, Secretario de Guerra y Marina y Secretario de Gobernación; en 1929 participó en la fundación del Partido Nacional Revolucionario. Durante años intervino en las decisiones políticas del país; de ahí que se le considerara Jefe Máximo de la Revolución. Precisamente, por su continua injerencia en asuntos ajenos a su particular responsabilidad, en 1936, durante el régimen del General Lázaro Cárdenas, fue expulsado del país, viéndose obligado a residir en Estados Unidos. Fue durante el gobierno de General Manuel Ávila Camacho, iniciado en 1940, que regresó a México; ya ajeno a las cuestiones políticas, estableció su residencia en la ciudad de Cuernavaca, Morelos, donde falleció.