FRANCISCO DE LANDERO Y COS
1828 - 1900

Secretario de Hacienda
1º de diciembre de 1880 a 19 de diciembre de 1881
Gobierno de Manuel González

Miembro de la aristocracia porteña de Veracruz, se desempeñó como comerciante en la casa mercantil paterna. Durante la guerra contra Estados Unidos (1846-1848) se incorporó al ejército, posteriormente fue designado Secretario Particular del Secretario de Guerra, el General Manuel Robles Pezuela. Meses más tarde, dejó este cargo para regresar a la actividad mercantil y para dirigir la aduana de Veracruz, ante las dificultades creadas por el arancel Dávalos en el puerto de Matamoros, que implicó una reducción de los impuestos. Landero y Cos fue nombrado director de esa aduana para corregir la situación, a la par que se desempeñaba como agente de la Secretaría de Fomento, fundada en el último periodo del gobierno de Antonio López de Santa Anna (1853-1855). Durante los años de las guerras de Reforma (1858-1860) y en contra del Imperio de Maximiliano de Habsburgo (1864-1867) se retiró nuevamente al puerto veracruzano para fundar una casa comercial que, como otras, establecieron lazos importantes con los grupos liberales. En 1872 fue elegido gobernador del Estado, cargo en el que se destacó por las innovaciones introducidas en el campo de la instrucción pública, la reordenación del sistema hacendario y la negociación con los acreedores.

Él y su hermano mayor, José, fueron simpatizantes del Plan de Tuxtepec que llevó a Porfirio Díaz a la presidencia del país, razón por la cual el segundo fue designado Secretario de Hacienda (15 de marzo a 23 mayo de 1877), con el propósito de obtener recursos del comercio porteño. Similar fue el criterio para nombrar a Francisco, quien se desempeñó como primer Secretario de Hacienda del gobierno de Manuel González.

Le correspondió presentar la Memoria de Hacienda del año*, en la que se dio cuenta de la liquidez alcanzada en la Tesorería resultado de la recaudación del timbre y del incremento del comercio exterior. Lo que era manifiesto en los sobrantes que Landero y Cos reportaba, así como por el pago puntual a empleados militares y civiles. Fue el año de bonanza financiera resultado de las concesiones otorgadas a las compañías ferrocarrileras responsables de la construcción de las líneas troncales, y al Banco Franco Egipcio que fue autorizado para fundar un banco nacional, con atribuciones de banca comercial y de sostén de la Tesorería de la Federación a la que reconoce como cabeza rectora de todas las oficinas federales de la Hacienda pública. En el marco de esta situación optimista, emprendió diversas reformas administrativas además de remitir al Congreso un proyecto de ley de catastro para el Distrito Federal, además de organizar una comisión revisora de la contribución federal con el propósito de buscar equidad y universalidad y de iniciar la publicación anual de las Cuentas de la Tesorería. La desconfianza generada por el Banco y por las onerosas subvenciones a la compañías de ferrocarriles fueron materia de crítica por parte de los legisladores, a los que se sumaron algunos periódicos condenando la venta de acciones del Ferrocarril Mexicano que eran del gobierno, calificada como una operación fraudulenta para el Erario. Acusaciones por las que renuncia bajo los nubarrones de la crisis mundial de 1882, que empezaban a vislumbrarse en las finanzas mexicanas.

Durante un tiempo se retira al comercio y a la vida privada. A fines de siglo fue nombrado Administrador de correo, cargo en el que se mantuvo muy poco tiempo, pues fallece al iniciar la nueva centuria.

* [Francisco de Landero y Cos] Memoria de la Secretaría de Hacienda correspondiente al año fiscal de 1880 a 1881. México, Tipografía de Gonzalo A. Esteva, 1881, 355 pp.