Nació en la ciudad de México. Fue uno de los Secretarios de Hacienda con grado militar, obtenido por su participación en la guerra contra el Imperio de Maximiliano (1862-1867). Ingresó a la actividad administrativa en el ayuntamiento de Toluca y se inició en la vida política como diputado en diversas ocasiones durante los gobiernos republicanos.

Fue llamado a la Secretaría de Hacienda por el presidente Manuel González, tal vez recomendado por su antecesor el general Porfirio Díaz. Su nombramiento se dio en uno de los momentos de mayor emergencia durante la crisis financiera y monetaria de 1883-1884, sacudida por la modernización económica de ese gobierno, manifestada en el conflicto de los bonos del Monte de Piedad que no pudieron cobrarse. Aunado a este conflicto, se dio el rechazo a la propuesta de negociación de la deuda inglesa presentada por el comisionado del gobierno de México Carlos Rivas. Esta negociación continuó con la participación de Edouard Noetzlin, miembro de la Junta de París del Banco Nacional de México.

Sin duda, su principal tarea como Secretario de Hacienda fue la de negociar con la incipiente banca mexicana con el propósito de conciliar intereses entre las dos grandes instituciones bancarias y lograr su fusión: el Banco Nacional Mexicano y el Banco Mercantil Mexicano. De igual forma, se propuso que el Banco Nacional de México ampliara y mejorara el crédito que se ofrecía al gobierno en una cuenta corriente. A partir de entonces, los informes bancarios formaron parte de las Memorias de Hacienda.

En la Memoria 1 presentada al Congreso de la Unión ofrece información completa no sólo de su administración sino también la de su antecesor, Jesús Fuentes y Muñiz, acerca de los principales rubros de recaudación; destacando los ingresos provenientes de las aduanas marítimas y fronterizas, así como los del Distrito Federal (contribuciones,  cobros por la lotería y el derecho de portazgo) y del timbre. Su informe recalca la disminución considerable en el monto de los ingresos por la crisis padecida entre 1883 y 1884. Asimismo, da cuenta de los cuantiosos gastos del erario, especialmente por las subvenciones otorgadas a las compañías ferrocarrileras que se tradujeron en un aumento significativo de la deuda flotante.

Uno de los temas tratados en la Memoria fue la causal que originó la crisis de ese periodo. Explica que se combinaron los problemas financieros y monetarios derivados de la suspensión en la construcción de las líneas férreas, el alza inesperada en las tasas de interés, la baja producción de alimentos y la pobre productividad manufacturera. Problemas que se reflejaron en el desequilibrio de la balanza comercial, lo cual se resolvería, según Miguel de la Peña, aumentando las exportaciones de productos agrícolas y reduciendo la importancia que mantenía la venta de plata acuñada en el exterior.

Tras cumplir con su tarea en la Secretaría Hacienda, regresó a la vida militar, donde fue ascendido a General de Brigada por Porfirio Díaz. Falleció una década después en la ciudad de México.

1 De  la Peña y Peña Miguel, “Segunda parte” de la Memoria de Hacienda y Crédito Público correspondiente al año fiscal transcurrido de 1° de julio de 1883 a 30 de junio de 1884, presentada por el Secretario de Estado y el Despacho de Hacienda y Crédito Público, el general Miguel de la Peña al Congreso de la Unión el 30 de septiembre de 1884. Primer cuaderno. Parte expositiva y disposiciones dictadas en el año fiscal, México, Tipografía “La Luz” de Antonio B. Lara, 1884.