ANTONIO ORTIZ MENA
1908 - 2007

Secretario de Hacienda
1° de diciembre de 1958 al 30 de noviembre de 1964
Gobierno de Adolfo López Mateos
1° de diciembre de 1964 al 13 de agosto de 1970
Gobierno de Gustavo Díaz Ordáz


Nació el 18 de abril de 1908 en Parral, Chihuahua. Realizó sus estudios en la Ciudad de México, habiendo transitado por las aulas de la Escuela Nacional Preparatoria y la Escuela Nacional de Jurisprudencia, donde consiguió el título de Licenciado en Derecho.

El 1º. de diciembre de 1958 inició un nuevo régimen presidencial: el de Adolfo López Mateos. En esta ocasión, el puesto de Secretario de hacienda fue ocupado por el licenciado Antonio Ortiz Mena, quien no sólo desempeño funciones correspondientes durante el sexenio antes referido, sino que por su acertada actuación, aceptó prolongar al término de sus responsabilidades hasta el final del siguiente periodo presidencial, es decir; del 1°. de diciembre de 1964 al 13 de agosto de 1970, con Gustavo Díaz Ordaz como jefe del Ejecutivo.

Cuando asumió la dirección de las finanzas nacionales contaba con 50 años de edad y ya había desempeñado numerosos cargos en la administración pública federal. Su nombramiento, como él mismo lo ha señalado, tuvo circunstancias predecesoras tales como su participación en la asamblea de trabajadores del instituto Mexicano del Seguro Social –del cual era director- verificada el 25 de abril de 1954, en la que pronunció un discurso habitual, pero que en esos momentos adquiría una importancia fuera de lo común, pues pocos días antes había ocurrido la devaluación de la moneda nacional, acontecimiento al que tuvo que hacer alusión clara y objetiva.

Uno de los hechos económicos más importantes de 1959 fue el restablecimiento de la confianza en el valor de la moneda nacional y en consecuencia, un avance en la política de estabilización, habiéndose podido afirmar que el valor del peso mexicano se encontraba plenamente garantizado.

Para 1962 se retomó la idea de planeación como sustento del ejercicio de cualquier responsabilidad, tratando de minimizar riesgos y retardos hasta en los más altos niveles. En ese mismo año se promovieron reformas al sistema fiscal, con el propósito de estimular una mayor reinversión de utilidades. Como consecuencia de todo lo anterior, se impuso un manejo cauteloso de los recursos financieros, actuándose paralelamente con la audacia necesaria para el progreso del país.

Durante el gobierno del presidente Gustavo Díaz Ordaz se consolidaron varios importantes programas que se habían iniciado durante el anterior. El programa de Desarrollo Económico y Social de México 1966-70 mantenía los principios de estabilidad y crecimiento económico que habían sido pilar de la política económica aplicada durante el sexenio anterior.

Como acción característica de aquellos tiempos, se trató de evitar la devaluación del peso y mantener la estabilidad. Fue un propósito en tal medida insoslayable, que el informe presidencial de septiembre de 1965 así lo hizo notar, afirmando que el crédito exterior era para inversiones por sí mismas liquidables, así como la promoción del ahorro nacional para sentar bases perdurables de progreso. Vale destacar como acontecimientos sobresalientes de este tiempo la fundación del Banco Nacional Agropecuario y la reorganización del Seguro Agrícola; la política tributaria se sustentó en el impuesto sobre las utilidades de las empresas y sobre la renta de las personas, en lugar de hacerlo en los gravámenes a la producción o al consumo; se impuso un régimen de deducciones para que el contribuyente pudiera disminuir sus ingresos gravables en función de sus responsabilidades familiares y se alentó el programa conocido como Alianza para el Progreso que se había puesto en operación 4 años antes.

Por otra parte, en el informe de 1965 se destacó el hecho de que por primera vez en la historia presupuestaria nacional se habían incluido las estimaciones de gasto e ingresos de los principales organismos descentralizados y empresas propiedad del Estado, para vigilar que las erogaciones e inversiones estuvieran dentro de los lineamientos de los programas autorizados. La parte hacendaria de dicha ceremonia finalizó con las siguientes palabras: El desarrollo económico no es un instante: es un proceso; no es momentáneo ascenso y brusco descenso: es permanente y sostenida marcha.